domingo, noviembre 21, 2004

NORTH BY NORTHWEST

North by Northwest es una película teocrática sin dioses. Roger Thornhill, interpretado por Cary Grant, es víctima inocente de un destino manipulado por una voluntad superior, la de unos dioses caprichosos que rigen la vida de los hombres y a quienes Hitchcock niega toda represesentación cinematográfica. Si en películas teocráticas con dioses (entre las cuales las dos olímpicas de Harryhausen serían un buen ejemplo) los dioses aparecen para mover los muñequitos que representan a los hombres, en North by Northwest sólo una casualidad obstinada parece manipular el destino de este trágico cómico interpretado por Cary Grant, este publicista posiblemente aburrido cuyas dos ex esposas parecen haberse conjurado para convencer a un espía sofisticado como Vandamm (interpretado por James Mason) de que este individuo que pasa la vida rehuyendo y buscando a su propia madre es un científico de postín disputado por los dos magnates del hielo durante la Guerra Fría. Thornhill tendrá que ser secuestrado y perseguido por la policía de todo el país para librarse del faldón materno y encontrar (entre tanto tiroteo, carrera y avionazo) a la mujer de su vida (Eve Marie Saint radiante como un sol y con un lado oscuro tan latente como el de la luna). Hitchcock no realizó aquí una película de suspense, sino un filme teocrático donde la voluntad divina se disimula tras un azar persistente que lo envuelve todo. En el fondo, North by Northwest es una película de humor, un capítulo de Fantasy Island donde la suprema inteligencia de Hitchcock vuelve a conducirnos por donde él quiere, juega con sus personajes con la veleidad de un dios caprichoso y nos envuelve en una trama llena de fino humor, acción y escenas antológicas (la famosa escena de la carretera y la avioneta no ha perdido un ápice de su fuerza desde que se rodó). El compositor Bernard Herrmann, músico perfecto para cineastas demiurgos, confecciona una partitura que en esta ocasión insiste en la idea de que todos somos juguetes de un Azar convertido en divinidad suprema. Fortuna regina mundi.

Con la muerte en los talones (North by Northwest, 1959). Dirección: Alfred Hitchcock. Guión de Ernest Lehman. Fotografía de Robert Burks. Banda sonora de Bernard Herrmann. Montaje de George Tomasini. Créditos de Saul Bass. Diseño de producción de Robert F. Boyle. Dirección artística de William A. Horning y Merrill Pye. Decorados de Henry Grace y Frank R. McKelvy. Maquillaje de Sydney Guilaroff (estilista) y William Tuttle (maquillaje).Con Cary Grant, Eve Marie Saint, James Mason, Jessie Royce Landis, Leo G. Carroll, Martin Landau. MGM. USA. 136 m. (****).

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