jueves, mayo 19, 2005

BATMANÍACA OBSESIÓN, PRIMERA PARTE.


El siglo XX vio nacer un par de mitologías consistentes que vinieron a ocupar el papel popular que sus respectivas mitologías tuvieron en la civilización griega y romana. Cuando los atenienses acudían en masa al teatro sabían perfectamente qué historia iban a contemplar. Para nadie era un secreto la muerte de Heracles en las Traquinias, de Sófocles, ni el asesinato de Agamenón en la primera parte de la Orestiada de Esquilo. Las piñaventuras de los dioses y de los héroes fueron conocidas de todos durante siglos, y lo que a los antiguos les interesaba era ver cómo se les contaban de nuevo las mismas historias con diferentes tratamientos. Qué muermo, ¿verdad? Pues no. Aquella mitología no sólo estaba llena de fantasía popular, sino que estaba íntimamente ligada al fenómeno religioso. Quien sea católico practicante y siga con gusto las distintas versiones de la pasión de Jesús puede entenderlo perfectamente. Y el que no sea creyente, que se lo imagine.

El cristianismo acabó por relegar aquel caudal casi infinito de aventuras, y éste pasó del conocimiento popular para establecerse en la prosapia y facundia de los doctos, donde también medró durante siglos hasta que los nuevos planes de estudio han relegado el latín, el griego y la cultura clásica a competir en los sistemas educativos con Sexualidad Práctica I y II o Plastilina Creativa. Los modernos liberales han conseguido lo que no consiguieron los feroces papas de Roma.

Todo este rollo viene a cuento porque acabo de leer con gusto algunos tebeos de Batman, que es uno de los grandes héroes surgidos de una de estas dos mitologías populares del siglo XX, la de DC y la de Marvel. Es verdad que a ningún pirado se le ocurre creer en Batman o Spiderman como en otro tiempo sí creyeron en Hércules o Ulises, pero tal y como está el patio y puestos a echarle imaginación, uno no puede asegurar que dentro de 300 años, en un mundo dominado por el fundamentalismo talibán, los supervivientes de la civilización occidental no se refugien en las alcantarillas de Nueva York para levantarle templetes a Supermán, Wonder Woman o Lobezno guiados espiritualmente por sacerdotes vestidos como John Constantine.

Una de las propiedades del mito es que resulta resistente a la metamorfosis y al replanteamiento. Con el tiempo se modifican parcialmente sus vestimentas, se acentúan ciertos rasgos de personalidad y otros son relegados al olvido, o bien son voluntariamente ignorados. No es lo mismo el Zeus de Hesiodo (cuya gravedad lo parangona con el Yahvé del Antiguo Testamento) que el Zeus de Homero (un tingolilingo y cascarrabias cuya mayor diversión en la Iliada consiste en sentarse en el monte Ida a contemplar la guerra de Troya cual Homero -Simpson- delante de la tele). Uno lleva toda la vida leyendo libros y tebeos, también sabe que no es lo mismo el Batman de Bob Kane que el de Frank Miller o el de Dave McKean en Arkham Asylum. Tampoco es lo mismo leer las leyendas de las Metamorfosis de Ovidio en la ríspida prosa de las Fábulas de Higino.

Acabo de leer unas historias de Batman. Dos de ellas las tenía relegadas al olvido desde hace años porque en su momento no las leí: Batman Año Dos y Batman: Cuatro de una especie. Ambas en las lindísimas ediciones mexicanas de Vid que hicieron las delicias del lector ibérico de pata negra. El tercer Batman (The Batman Strikes # 1) me lo regalaron el Free Comic Book Day, y si no llega a ser por esto no lo hubiera comprado nunca (las cosas como son). Los tres tratamientos son muy distintos, pero en ellos se nos vuelve a contar de nuevo parte de la misma historia conocida de todos.

Continuará...
Posted by Hello

2 comentarios:

El Pobresor Gafapasta dijo...

Pues anímate, Alberto. Va a ser muy interesante leerlo en tu siempre ameno y variado blog.

Un saludo.

Jody Dito dijo...

Que post más inteligente, si, muy cierto, el mito ha sido, será y es necesario en cualquier época.

Da igual que Apolonio de Rodas escriba "Las Argonáuticas" para que después venga Virgilio y se inspire en esto para escribir su "Eneida". O que Esquilo funde la tragedia Griega para que después venga Sófocles o Eurípides y más tarde Corneille o Racine....etc
Al fin y al cabo es lo mismo con Batman, Superman, Spiderman y otros.
Es el eterno mito, siempre igual pero diferente. Mircea Eliade se explayó en esto, la verdad.