lunes, septiembre 19, 2005

PECAR Y VUELTA A PECAR

Qué gracia me hace la colección La novela pasional, que reedita Renacimiento en edición facsímil. Novelitas eróticas de los años veinte, ahora felizmente recuperadas. A veces tenemos la impresión de que nuestros abuelitos eran siempre puretas o siempre gazmoños con respecto al sexo, pero lo cierto es que es la novela erótica inglesa del siglo XIX o la francesa de Sade del siglo XVIII la que todavía nos perturba más. La Novela Pasional, con la inocencia de sus ilustraciones, hace creer que nos hallamos ante un producto desfasado, y no es así, ya que a veces están llenas de las más raras costumbres eróticas, como es el caso de Pecar y vuelta a pecar, donde hay una escena de sexo lésbico menstrual. Pecar y vuelta a pecar, escrita por el para mí desconocido Dario Guijarro, se trata de una disparatada historia (siempre presente el humor en esta colección) protagonizada por la lúbrica Generosa, una gitanaza resalá que entra como cocinera en una casa bien, y tras seducir a la doncella, quien es también su compañera de cuarto, decide "estrenar" al impúber señorito de doce años para darle gusto. Y es que Generosa hace honor a su nombre, como explica ella misma (p. 9) en un lenguaje chulapón y castizo tan español que, todavía hoy, es el habla popular de muchas de sus gentes y resulta reconocible en toda la telecomedia española, y en el mismísimo Pedro Almodóvar, a quien debemos agradecer que lo haya universalizado. Reflexiona Generosa en voz alta acerca de su misión en la vida:

Pues, Señor, a ver qué casa es esta. ¿Qué me deparará aquí mi suerte salvaje? ¿Cómo será la señora: joven, entrada en años? ¿Vieja? ¡Ay, qué horror! Me largo si es vieja... ¡Líbreme Dios de viejas! ¿Será... condescendiente? ¿Será... beata? Pues, ¿y el señorito? ¿Será un viejo verde? ¿Será cariñoso? ¿Será gordo? ¿Será alto? ¿Habrá hermanitas?¿Tendrá este matrimonio niñas casaderas, alguna tobillerita bien? El peque es un cromo... La doncella, preciosa... El preceptor no está mal. ¡Qué ha de estar mal! ¿Qué clase de familia será esta? Pero ¡qué más me da! Si sean como sean, al fin he de hacerme con todos y con todas... A mí, que me reciban; que luego, el darles gusto es cosa mía. A ver a qué está una: a dar gusto, que para eso se pone una a servir. Y de servir, servir para todo y que todos vayan bien servidos... ¿No he dado gusto siempre en todas las casas? Pues aquí también daré gusto; que en darlo está el secreto de que a una le den lo que necesita... Y para cuatro días que va una a vivir, vivirlos a gusto. Cuanto más a gusto, mejor. Yo no nací egoísta, y devuelvo ciento por uno. He nacido generosa, ¡qué le voy a hacer yo! ¿Que mis generosidades tienen sus quiebras y a veces concluyen con que tengo que salir por pies? Pues con la música a otra parte, y a buscar nuevos señores a quien servir... ¡Y vuelta a empezar! ¡Que me gusta dar gusto, Jesús de las Cinco llagas!

Y es que ya no ha sirvientas como Generosa (si es que alguna vez las hubo). Como clamaban los señoritos del cine casposo de los años 50 y 60: "¡Jesús, cómo está el servicio!"

4 comentarios:

Jody Dito dijo...

Pues si, cierto esto que dices y de lo que trata el libro (aunque no lo he leído).
En mi casa, la de mis padres, cuando era un chaval (14-18 años)y más jóven aún, siempre hubo "lúbricas Generosas" y claro, la sexualidad mia( y la de mis hermanos) creció gracias a estas señoritas "de compañía".

La verdad es que es bastante típico estas cosas, no me extraña que haya historias sobre esto. Esos años con esas chicas viviendo en "tu" casa a todas horas, chicas guapas, jóvenes y sanas, encantadoras y vitalistas, y yo naciendo al mundo de la sexualidad....pues son unos recuerdos fantásticos y una época muy ilustratíva.

Anónimo dijo...

Don Melón:
Ya he visto tu nueva cara y te has quedado muy feo. Diles que te devuelvan el dinero que te cobraron por la cirugía estética.

la colección La novela pasional es un clásico de la literatura erótica de seie z, es de los años 20 y no sé si abarcó las picardías latinoamericanas. Ahora estoy leyendo Trilogía sucia de La Habana, de Pedro Juan Gutiérrez, un cubano de hoy muy ponderado, y tiene pelangochadas para parar un tren. Recomendable, aunque no deslumbrante.

Un saludote.

Anónimo dijo...

Jody:
La tuya tuvo que ser una adolescencia divertida. No como otras.

Saludos.

Jody Dito dijo...

No sé que contestarte, Ricardo. Te diría que si y que no. Ya sabes que la adolescencia es un periodo negro, muy complicado (mi madre murio cuando tenía 24 años, aunque no lo digo exactamente por esto).

Lo que quiero que quede claro es que al mismo tiempo que digo lo que digo, estás chicas también disfrutaban de lo lindo. Estar en una casa con cuatro chicos a cada cual más gamberro, pues como que te llamaba la "acción" (esto tb, por lo que cuentas, sale en el libro).
Vamos que, como siempre, los libros, sean de lo que sean, siempre reflejan, en cierta medida la realidad. O se basan en ella, naturalmente.