domingo, octubre 16, 2005

EL OLMO DEL CÁUCASO

Los lectores de cómics de la vieja guardia soportan mal que les hablen de manga. Muchos lectores de cómics con treinta y tantos años de edad contemplan el manga con recelo: todos los dibujos se parecen, argumentan, y mira qué ojos tan grandes y exagerados, qué viñetas tan ampulosas y cuánta onomatopeya chirriante... La cantinela se convierte, por lo general, en una letanía llena de prejuicios. Algunos lectores (y hasta creadores) de cierta edad, digamos que provecta, incluso ven en el manga algo así como el Anticristo, la encarnación del Chamuco que viene para incendiar la vieja morada familiar donde campaban hasta ahora, cada vez más en el olvido, los Flash Gordon, Krazy Kat, Rip Kirby y otros personajes clásicos que hoy día, por desgracia, prácticamente no interesan a los más jóvenes. La culpa, aseveran, la tienen el manga y los superhéroes.

El manga tiene grandes virtudes que no voy a enumerar aquí (por ejemplo, ha conseguido captar al público lector femenino, que al menos en España era tradicionalmente remiso a leer tebeos), pero sobre todo quiero llamar la atención sobre lo evidente: "manga" es la palabra japonesa para designar "cómic", y por tanto, no podemos despreciar todo el manga como no despreciaríamos todo el cómic usaca, francés o italiano. No podemos despreciar el manga como no podemos despreciar el cine japonés que ha tenido sus Kurosawa, Ozu o Mizoguchi. Cuando hablo de lectores de la vieja guardia debo decir que yo no tengo ya ese prejuicio (otro más del que me he librado). No sólo he leído mangas formidables, sino que tengo muy clarito que algunos mangas forman parte de los mejores tebeos que se publican hoy día.

Por ejemplo, El olmo del cáucaso, de Jiro Taniguchi a los dibujos y Ryuchiro Utsumi al guión. El olmo del cáucaso bastaría para cerrar la boca de quienes despotrican contra el manga de manera totalizadora, pues demuestra la increíble variedad y vigencia del cómic japonés. Taniguchi (1947), que es un artista que no deja de cosechar importantes premios en Europa, pone esta vez su delicado trazo al servicio de las seis historias escritas por Utsumi, seis relatos de carácter introspectivo donde no se nos cuentan las gloriosas gestas de poderosos hombres ni grandes batallas entre samuráis (que tampoco están mal cuando los artistas dan la talla), sino grandes historias de pequeños seres anónimos invisibles en la gran mancha humana de las urbes modernas: el hombre que se reencuentra con su ex esposa y su hija después de 23 años, o los problemas que plantean al vecindario las hojas de un anciano olmo (el olmo del cáucaso del título) que su dueño se resiste a talar. Historias sin importancia, vivencias de una existencia gris que, a pesar de todo, resultan enormemente cautivadoras por la exquisita sensibilidad de Utsumi para aprehender la belleza de las experiencias de estos seres anodinos y la finura superlativa de Taniguchi para dar vida con su pincel a los conflictos interiores de los personajes creados por Utsumi. Una obra maestra que no decepcionará a ningún buen lector de cómics o de literatura. Es literatura en imágenes, mucho más que muchas veces. Y es un manga.

El olmo del cáucaso, de Jiro Taniguchi (dibujo) y Ryuchiro Utsumi (guión). Ponent Mon Ediciones. Barcelona, 2004. B/N. 220 pp. (****, de 4).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tomo nota. No he olvidado que leí el excelente "Adolf" de Osamu Tezuka gracias a tu recomendación.

zipperbelt dijo...

¿No podría usted hablar sobre "Los tebeos del rollo", que según tengo entendido se publicaron hace un tiempo en su tierra?

Anónimo dijo...

lindo comentario...!!!!!!!!
quie era ozamu tezuca en el manga es dceir que fue lo tanto que el colaboro en el manga como figura
no me quedo claro....
besitos buen tema
ATT :pinky