martes, octubre 31, 2006

HALLOWEEN

Hoy es Halloween. No tenía intención de escribir sobre Halloween, pero he escuchado a unos niños exigir por la calle "Trick or Treat!" y me he acordado de esta graciosa portada que tenía guardada y cuelgo aquí arriba. Espero que a todos los niños les den muchos dulces esta noche y se les piquen las muelas. En realidad, escribo sólo para justificar el uso de esta portada de John Pederson para la revista que publicó un relato de John Rackham, seudónimo del autor fantástico John T. Phillifent, de quien pueden encontrar aquí una galería de portadas de sus obras. Esto de Halloween es muy propio de la cultura norteamericana, que ha explotado el día en multitud de películas. En la frontera mexamericana, los niños, que van a lo suyo y no dejan pasar una oportunidad de divertirse y sacarle dulces a la vida (como algunos blogueros talluditos) lo adoptaron como seña de identidad de la infancia en estas tierras. Sin embargo, los adultos se vuelcan más en el Día de Muertos del próximo día 2, tan importante para la literatura desde que Lowry le consagró el imprescindible Ulysses etílico que es Bajo el volcán. Tengo por ahí un libro de cuentos coordinado por Jorge Volpi donde viene a decir que los escritores crackeros y los intelectuales modernos ya están hasta las narices del Día de Muertos. Hay que celebrar la vida, no la muerte, dice Volpi con otras palabras. Yo estoy de acuerdo. Los niños, que de esto entienden, celebran por eso Halloween, porque tiene más de fiesta que de velorio. Sólo lo llorarán sus muelas.

lunes, octubre 30, 2006

FICHAS TOUTAIN XXX: ANDRÉ FRANQUIN

Dibujante absolutamente genial, de trazo nervioso y lleno de vigor, Franquin (1924-1997) ha sido una de las grande influencias europeas del cómic. Son muchos los autores que se han desarrollado imitándolo, y hasta plagiándolo (un ejemplo de una y otra cosa podría ser Francisco Ibáñez). Su obra más famosa, Spirou, el eterno botones adolescente vinculado con Fantasio y el Marsupilami (creación exclusiva de Franquin). Y después, Gastón Lagaffe, insuperable personaje que el ya citado Ibáñez tomaría como inspiración de su botones Sacarino (una hábil mezcla de los dos emblemáticos hijos de Franquin). Uno, de chinorri, disfrutaba sus aventuras en la legendaria revista Strong, y más tarde, en la irregular Spirou Ardilla; irregular tanto por la dificultad para encontrarla en Murcia como por la calidad discutible de la revista en su conjunto. Y en la adolescencia, el gran descubrimiento que supuso en Cairo las Ideas Negras. Un par de álbumes de las mismas deambulan por la Mulita. El autor de la fichita de esta ocasión fue Joan Navarro, editor en aquel tiempo de la revista Cairo.

Clicar sobre las imágenes para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.

domingo, octubre 29, 2006

NO HE TENIDO TIEMPO DE ESTAR CON USTEDES

Se habrán dado cuenta de que he blogueado poco. He de decir que no ha sido por vago ni por maleante, sino porque he tenido dos semanas de mucho trabajo. Y es que desde que comencé en marzo como coordinador de un programa universitario, el tiempo fluye como un río crecido, y a veces uno llega tarde a casa y no tiene tiempo de postear un post o bloguear un blogo. Como esta bitácora la leemos muy poquitos, y todo puede quedar arropado en el estridente vacío de la blogosfera, puedo comentar con impunidad que mis actividades de las dos últimas semanas han consistido en varias reuniones de trabajo para la creación de un diplomado de estudios teatrales (que podría ser, y de hecho debe ser, el prólogo de una licenciatura) y en la organización de las dos primeras defensas de tesis de dos destacadas alumnas de nuestro postgrado de maestría (en español se dice "maestría"; en castellano, "máster"). Esto último, con todos sus ceremoniales y caprichos formales que abarcaron desde tramitar el viaje y alojamiento de dos profesores de Estados Unidos hasta reescribir a última hora un protocolo formal de asunción del nuevo título a partir de un rancio documento que parecía la versión Memín Pinguín del juramento del Hombre Enmascarado, todas estas actividades y lindezas, digo, entre las que deben ser incluidos rifirrafes con la burocracia, comidas con profesores invitados y libaciones espirituosas con Ribera del Duero (el vino lo elegí yo), han consumido incluso mis tiempos de ocio. Actividades todas que, conducidas a buen puerto, dejan un saldo de fatiga feliz muy parecida a la de la caricatura de Robert Crumb que les endilgo sobre estas líneas (dibujo de portada del legendario Zap Comix # 2). Me queda la reflexión de que, al fin y al cabo, esto no es más que una bitácora, un discreto "plop!" de pompa de jabón entre todo el ruido y la furia de Interretis. Prometo no sólo volver por mis fueros blogueros, sino también ser menos pedante y más liviano, escribir más seguido aunque sea sobre la nada, la media nada o media copa de nada con cocacola, y en definitiva, volverme más mortal y menos solemne.

lunes, octubre 23, 2006

FICHAS TOUTAIN XXIX: BUD FISHER

El 15 de noviembre del año que viene sus personajes cumplirán cien años. Mutt y Jeff, que fue la primera serie en ser publicada seis días a la semana en la prensa de Estados Unidos, es otro clásico imprescindible de cuyas reediciones se prescinde sistemáticamente. Me pregunto cuándo algún editor avispado editará en soporte cd-rom todas estas obras relevantes que nadie se atreve a editar en papel por los elevados costos de la empresa y el escaso rendimiento económico que comportan. Hay que empezar a aprender del formato e-Mule, al que muchos deben la lectura de obras completas inencontrables en determinados países. Hace poco, Marvel editó en este soporte cd-rom todo Spiderman (un personaje que también vende mucho en papel). ¿Nadie más va a seguir el ejemplo? ¿Sería hoy viable una reedición de Roberto Alcázar y Pedrín o El guerrero del antifaz? Creo sinceramente que no. ¿Para cuándo una digna edición en cedé o deuvedé para coleccionistas y estudiosos de estas y otras obras completas?

Clicar sobre las imágenes para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.

lunes, octubre 16, 2006

RELATO A VEINTE MANOS: UNOS CUANTOS AÑOS

Don Francisco Ortiz arrojó la moneda al aire y después desenfundó el primero. El autor de una bitácora imprescindible para quienes chapoteamos recurrentemente en las cenagosas aguas de la novela negra, Novela negra y cine negro, tuvo la ocurrencia de invitar a sus lectores a participar en la creación de un relato criminal a veinte manos: Unos cuantos años. La cosa está en que cada autor desarrolle la historia un poco más al escribir un máximo de diez líneas sin saber muy bien adónde va a ir a parar la cosa. Quién sabe cómo quedará el experimento, pero de momento tiene buena pinta. La última entrada ha correspondido a un servidor, y pueden leer lo que va de relato (no me sean vagos, es bien poquito) clicando aquí. Y de paso, paséense por sus interesantísimos blogos, tan negros como mi alma.

FICHAS TOUTAIN XXVIII: HAROLD FOSTER

Sin comentarios superfluos, por favor. La fichita de hoy la firmó Mariano Ayuso.

Clicar sobre las imágenes para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.

jueves, octubre 12, 2006

LA BALADA DE CABLE HOGUE (1970)

Me compré este verano un cofre de films de Peckinpah y los he gozado enormemente. Se recomienda, sobre todo, disfrutar de Peckinpah los días en que uno puede tomarse unos whiskies, es decir, no en esos en que uno tiene que impartir clase a las siete de la mañana del día siguiente. Mola pimplarse unos cuantos vasos de bourbon mientras se contempla Wild Bunch, Pat Garret & Billy The Kid o La balada de Cable Hogue. Son películas donde los personajes beben con gusto mientras fuman puros alquitranados; personajes que dejan un socavón en el alma que sólo se puede apaciguar trasegando whiskey. La balada de Cable Hogue fue la última que cayó ante mis ojos, una comedia lírica sobre personajes salvajes que tuvo mala acogida de público y crítica en su tiempo. Cable Hogue es una comedia, pero sobre todo es una historia de amor que formalmente debe mucho a los dibujos animados, una balada que entona su melodía a la vida rústica y desapegada, como debe ser la vida en todo western crepuscular. Peckinpah, suicida que ahogó los años de su futuro en el alcohol, también fue un cantor de baladas. Cantó a un mundo casi extinguido y agreste de gentes rudas y secas, pero capaces de cariños desprendidos y sinceros, un mundo de gentes alegres y un poco amorales, aunque se disfracen con un frac mental de principios o de valores. Acostumbrados a convivir con alacranes y serpientes, sus sentimientos los ha recalentado en sol como a salamandras.
Cable Hogue es un hombre de esos que pueblan el western de Peckinpah, pero con mayor humor. Dicen que Peckinpah quiso abrir el lado amable de su corazón y entonar una balada a la clase de vida que a él le hubiera gustado vivir en un tiempo pretérito que sobre todo era un espíritu: el espíritu de la libertad, con una pistola al cinto y un cielo bajo el que guarnecerse. A Cable Hogue, como quizá a Peckinpah, lo mató el futuro, como en definitiva nos acabará matando a todos, pero de otra forma. A nosotros nos matará un futuro de achaques y de nostalgias en la vejez, mientras que a ellos los mató el futuro como supuesta evolución del mundo: el fantasma del progreso, que le dicen. De Cable Hogue, film lleno de jovialidad, me gustó todo, pero sobre todo unas frases que el reverendo pronuncia frente a su tumba: "Él fue un hombre que eligió vivir en el desierto, y seguro que en el infierno no hará bastante calor para él".
El soprendente cartel que encabeza estas líneas es obra del polaco Jerzy Flisak.

La balada de Cable Hogue (1970). Dirección: Sam Peckinpah. (****, de 4). Más información, IMDB.

martes, octubre 10, 2006

LOS SUDARIOS NO TIENEN BOLSILLOS

La literatura de Horace McCoy (1897-1955) debe mucho a su biografía. Su primera novela, ¿Acaso no matan a los caballos? (1935), está inspirada en su participación activa en un maratón de baile. Es una breve novela de llena de lirismo y desesperación que conduce a un desolador y nihilista final capaz de dejarte bañado en lágrimas. No en vano es uno de los grandes títulos de la novela negra, y creo que el propio McCoy no pudo superarla en su producción posterior. En 1937 escribe No Pockets in a Shroud, traducida en 1987 como Los sudarios no tienen bolsillos. Es la historia de Mike Dolan, un periodista asqueado de las diversas mordazas que se le imponen desde dentro a la profesión y que abandona su puesto de trabajo en un diario de la localidad para fundar su propia revista, el Cosmopolite. El Cosmopolite, por supuesto, no tendrá pelos en la lengua para denunciar a toda una corte de corruptos locales. En su delirio por la verdad, Dolan acabará por enfrentarse a una nueva versión del Ku Klux Klan denominada Los Cruzados. Hay mucho de McCoy en la trama, desde la evocación de sus tiempos como periodista que escribía sin tapujos en el periódico Dallasite hasta su costumbre por casarse con ricas herederas, jóvenes y descerebradas, que al principio no se daban cuenta de que sólo las quería por su dinero.

Aseguraba García Márquez en un antiguo artículo que existen cuentos y novelas con un título tan bello que no necesitaban ser escritos, porque el título tiene una capacidad de evocación mayor que cualquier relato que se construya a propósito de él. Este podría ser el caso de Los sudarios no tienen bolsillos, un título feliz y contundente, como resultaban del gusto de McCoy, para esta novela maldita y perdida durante décadas donde el novelista plantea una mirada indulgente sobre el comunismo y critica con ferocidad la doble moral y la enorme hipocresía de la sociedad norteamericana (cualquier sociedad, en definitiva). Sin llegar a superar ¿Acaso no matan a los caballos?, obra cargada de la contundencia de las breves obras maestras, Los sudarios no tienen bolsillos es una novela más que destacable, llena de una furia reprimida durante años y por fin liberada que se inspira en una profunda rabia idealista y en no poco amor por la verdad. La estupenda ilustración que encabeza estas líneas fue portada de la novela Kiss Tomorrow Goodbye, de Horace McCoy, y fue pintada por James Avati.

Horace McCoy, Los sudarios no tienen bolsillos. Ediciones Júcar. Gijón, 1987. [Etiqueta Negra, 46]

lunes, octubre 09, 2006

FICHAS TOUTAIN XXVII: JEAN CLAUDE FOREST

Jean Claude Forest (1930-1998) se hizo internacionalmente famoso con Barbarella, una serie de la que nunca he visto ni leído nada, salvo las pocas páginas publicadas en la Historia de los Cómics de Toutain. Más tarde Brigitte Bardot dio cuerpo a Barbarella en una producción de Roger Vadim. No sé si en España se publicó algo más en alguna parte, pero si así fue yo no lo sé. El estilo de dibujo es suelto, y los guiones son una refrescante parodia del mundo de la ciencia-ficción, con mucha libertad sexual (eran aquellos años) y un humor entre lo intelectual y lo alegórico. La fichita de hoy fue escrita por Salvador Vázquez de Parga.

Clicar sobre las imágenes para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.

miércoles, octubre 04, 2006

FICHAS TOUTAIN XXVI: LOU FINE

Casi desconocido en España, pudimos disfrutar un poco del arte de Lou Fine gracias a la revista Totem Calibre 38, una excelente publicación de Nueva Frontera especializada en hard-boiled que a principios de los 80 editó las tiras diarias de The Spirit, una serie de la que Fine fue prácticamente el responsable absoluto. Sin llegar a alcanzar las cotas de calidad a que llegaría el maestro Will Eisner, Fine hizo un trabajo que no desentonaba con el Spirit que por aquel entonces se publicaba los domingos y ahora podemos recuperar gracias a The Spirit Archives de DC (publicados en España por Norma). La fichita de hoy la escribió Moncho Cordero.

Clicar sobre las imágenes para ver a mayor tamaño. Estas fichas fueron publicadas en la tercera de forros de cada fascículo de la Historia de los Cómics (Toutain Editor, 1982) y no han vuelto a ser reeditadas desde entonces. El © de los textos e imágenes pertenece a sus respectivos autores. Estas fichas se publican aquí con intención exclusivamente divulgativa y educativa.

martes, octubre 03, 2006

MAKOKI INTEGRAL

Desembalado de maletas gijonesas, llegó Makoki a una ciudad en la que Makoki nunca estuvo, tan salvaje como sus relatos pero sin su sentido del humor. Y llegó con caricatura incluida de Gallardo, que el grande me hizo una tarde con campechanería y paciencia de quien sabe que los admiradores son muchos y la fila larga. El Makoki integral se trata de una recopilación que Glénat, editorial consciente de la herencia histórica del tebeo español, dio como alimento para las fauces voraces del mercado en 2002. Un volumen grande con tapa blanda, en glorioso blanco y negro de la línea chunga, lleno de manchurrones de tinta, tramas mecánicas de los setenta y ochenta y mucho, mucho underground barcelonés de la década más liberal de la historia reciente española. Española y de cualquier parte. Por muchas razones, y no solamente las de la nostalgia, daba gusto estar vivo en los años 80 y reír y sufrir por la juventud de estar vivo. Obra casi colectiva, pergeñada y explosionada por un Gallardo en evolución constante en los pinceles y Mediavilla y Felipe Borrallo en los guiones), Makoki se ha convertido hoy en el monumento de papel de una época un poco precaria y muy libérrima. Se puede leer Makoki integral de muchas maneras, con ojos de sociólogo y hasta de psicópata, fumando un par de petas que inviten a unas risas nostálgicas, con ínfulas de crítico de Interretis o con los ojos cínicos y desengañados de nuestros días. Incluso se puede contemplar hoy Makoki con los ojos de quien reconoce una tumba olvidada entre la fronda de un bosque. Y es que Makoki, a pesar de lo que piensan que voy a decir, ha sobrevivido muy bien el paso del tiempo. Es el tiempo el que se le ha quedado pequeño a Makoki, a su humor irreverente, gamberro y bastante inconsciente. Makoki nos enseñó que los impulsos más oscuros de los pequeños seres humanos pueden ser tomados a cachondeo, y es quizá por ello que los impulsos oscuros no llegaron a exterminarnos, porque los exterminamos primero sanamente por medio de la carcajada estridente y la sal gruesa, sal gruesa que ahora llamamos de mar (es que nos hemos vuelto todos muy fisnos desde que no nos limpiamos el culo con papel Elefante).

Gallardo & Mediavilla & Bonrallo, Makoki integral. Ediciones Glénat. Barcelona, 2002. (***, de 4)

domingo, octubre 01, 2006

POR QUÉ EL MUNDO NO NECESITABA ESTE SUPERMÁN

Pensará más de uno: ¿pues qué hacías viendo el último Supermán? Bueno, yo me encontraba en Murcia y se trataba de acudir al viejo y querido cine Rex de tantos recuerdos, y hacerlo en compañía de Conchi, mi hermana, de su hijita Selena y de Doña Maquila. Todo vino a propósito de Selena, quien recién descubierto el primer Supermán de Reeve quería contemplar la enésima versión del mito en pantalla grande. Mi idea era pasar el rato, ni siquiera un buen rato.

El nuevo Supermán me aburrió casi de principio a fin, salvo cuando sonaban los acordes de la partitura original ya clásica de John Williams. Un momento emotivo: Supermán detiene la caída del avión en un estadio de fútbol, las masas le ovacionan y la escena tiene el regusto cirquense (de panem et circenses) de los grandes héroes populares de la mejor Roma pagana. Alguna cita ilustrada sobre el mito de Prometeo hecha por Lex Luthor (Kevin Spacey) puede servir para el cajón infinito de las citas clásicas en el cine. En general, sentí que la película no hacía falta y su producción era un error. Veamos por qué el mundo no necesitaba este Supermán.

El mundo no necesitaba este Supermán porque no es más que una puesta al día de la versión de Richard Donner (1978), y ya está. Misma banda sonora, mismos clichés, mismo Marlon Brando (aunque ahora en antiguo descarte de moviola), y hasta el mismo caracolillo en la frente que tan bien le sentaba a Reeve. Es un calco de los elementos novedosos o sorprendentes de la primera entrega (y ni siquiera el nuevo azul del traje o la analogía Cristo/Supermán convierten al chicarrón de Villachica en más oscuro, porque además, Supermán nació para ser radiante). El mundo no necesitaba este Supermán porque este mundo nuestro no ha cambiado demasiado entre 1978 y hoy mismo. Son veintiocho añitos sin grandes cambios estéticos o ideológicos. Tampoco el cine de Hollywood ha cambiado mucho entre 1978 y hoy día. Bueno, un poco, pero no el abismo que media entre, por ejemplo, El gabinete del Doctor Caligari (1920) y Las zapatillas rojas, de Michael Powell (1948), por mencionar dos títulos bien conocidos entre los cuales media un abismo que no son los 28 años que separa a los dos supermanes. O la notoria diferencia que hay entre dos productos separados por sólo diecinueve años, como Caligari y Lo que el viento se llevó (1939). Entre un Supermán y otro han cambiado las bagatelas: ya sólo fumamos los malvados, ahora la iluminación es más oscura, ni siquiera Clark Kent usa sombrero y los efectos especiales han adquirido un mayor desarrollo frente al retroceso de la construcción dramática y del ingenio, algo que escasea en este Supermán. El mundo no necesitaba este Supermán porque Brandon Routh es una imitación de Reeve, un actor que se convirtió en símbolo trágico de la volubilidad de la fortuna (Fortuna regina mundi) y que acabó por interpretar en la vida real a un verdadero supermán. El mundo no necesitaba este Supermán porque no hubo hiato entre la última entrega de Reeve y la nueva entrega de Singer: ahí están las series Smallville, Lois and Clark y la multitud de dibujos animados para la televisión sobre Supermán o con Supermán. Y para colmo, la película carece del encanto camp del film de 1978, que tenía una coña marinera pero que muy sana y un Christopher Reeve que, sin haber sido nunca un gran actor, era un profesional más que eficaz que sí sabía cambiar graciosamente de registro entre el héroe y Clark Kent para componer un periodista gafapastoso en la mejor tradición del Cary Grant de La fiera de mi niña, por ejemplo. En definitiva, por muchas razones (por no hablar de las estrictamente cinematográficas), el mundo no necesitaba este Supermán.

Superman Returns (2006). Dirección: Brian Synger. (**, de 4). Más información, IMDB.