miércoles, diciembre 31, 2008

FELIZ 2009... HASTA DONDE NOS LOS PERMITAN

Sin apelar a los tópicos, pero también sin ironías salvajes a las que se presta la realidad de Comalito, les deseo que 2009 sea un año feliz para todos ustedes. Hasta donde nos dejen, por supuesto, ya que los tiempos que se avecinan serán duros en lo global, y quizá terribles en lo local. Y bueno, como yo no andaba por aquí en 1958, les dejo, medio siglo después, una genial doble página del genial Francisco Ibáñez sobre aquel año. Dense por aludidos en la risa de ayer, en la risa de hoy. Mis mejores deseos para todos ustedes. Siempre.

martes, diciembre 30, 2008

BETTIE PAGE QUE ESTÁS EN LOS CIELOS

Se nos murió Bettie Page este año que mañana se termina. La pin-up perfecta, a quien desde hace décadas hemos visto recreada cientos de veces en el cine, los cómics y en el cartelismo vintage. Hay una serie francesa de cómics, Pin Up, que en cierto modo trata sobre ella, sobre los sueños que millones de hombres han tenido con esa belleza común y un poco vulgar. La belleza de la vecinita de al lado, como se ha dicho.

Quizá este año ha triunfado el enésimo refrito de Betty la Fea, y me refiero a esa Ugly Betty producida por Salma Hayek, actriz que también en ciertas ocasiones ha sido enésima revisión de Bettie Page. En muchos blogs se habló del deceso de Bettie Page, que fue un día Bettie la Bella y hasta hace un par de meses era una anciana retirada del mundo, de belleza legendaria en su juventud, que acudía a misa y reflexionaba con candor sobre sus desnudos veinteañeros. ¿Por qué iba ella a avergonzarse de sus desnudos, afirmaba con verdadera inocencia cristiana, si en el paraíso Eva también vivía desnuda hasta que el demonio la tentó con la manzana y tuvo que pagar las consecuencias? Amén, abuelita Bettie.

Algún bloguero, disculpen que no recuerde quién, escribió que ahora, tras la muerte de Bettie la Bella, por fin habría navidades en el cielo. Fiel a mi costumbre de colgarles en estas fechas una Mamá Noelia con quien llevarles a cada uno mis mejores deseos, he querido en esta ocasión recordar a Bettie la Bella con dos fotos como las que han visto, pero también con estas otras procedentes de uno de mis blogs de cabecera, Retroatelier, uno de los pocos blogs con los que consigo verdaderamente descansar los ojos después de un largo día.

Dénse una larga vuelta por Retroatelier y disfruten con los delicados fotomontajes de este fotógrafo ruso y de la belleza de una de sus modelos recurrentes, Dasha Astafyeva. El homenaje que hicieron a la gran Bettie Page puede verse aquí, y en su página web, llamada también Retroatelier, encontrarán un buen número de homenajes a la belleza del pasado, una belleza que gracias a artistas como estos, se resiste a desaparecer del subjetivo mundo de nuestros sueños y fantasías.

miércoles, diciembre 24, 2008

CENA DE NOCHEBUENA

Las navidades de antaño no hubieran sido lo mismo sin la escuela Bruguera que nos hizo pasar tan grandes ratos. Clicar sobre las imágenes para ver a buen tamaño.

Víctor Mora y Ambrós nos felicitaban la navidad de 1959 por medio de Crispín y Goliath (¿y dónde andaba El Capitán Trueno?). Como yo no había nacido, lo celebro ahora.

El Jabato, en 1960, también aprovechaba la nochebuena para hacerle una pifia a los romanos.

Manuel Vázquez nos recuerda que, en nochebuena, un pavo es un pavo por mucho que cante y baile. ¡Que pasen ustedes una grata noche!

martes, diciembre 23, 2008

ESTA BITÁCORA TE DESEA FELICES FIESTAS

Disfruten en todo momento de sus vicios más íntimos y queridos, incluso ésos que por inconfesables son los que sazonan con más deleite nuestros días. En definitiva, sean felices y pórtense mal, o pórtense bien si es lo que les place. Y por encima de todo, sobrevivan a la Navidad. Que no es poca cosa en los tiempos que corren. Aquí les quiero ver a todos el año que viene.

sábado, diciembre 20, 2008

INTERLUDIO OCHENTERO



Hubiera querido colgar este tubo de Miami Vice, pero no lo permiten en el Tubo. Da igual una vez puestos en plan nostálgicos: Luz de Luna también fue para mí una serie emblemática en aquellos años. Buenos días, buenas noches.

viernes, diciembre 19, 2008

PHOEBE GLOECKNER


Imagino que la artista norteamericana Phoebe Gloeckner ya habrá regresado a casa de su trabajo de investigación en Comalito. Por las fiestas decembrinas y por la ola de asesinatos que la ciudad vive desde hace meses. Phoebe, una de las más destacadas artistas del cómic indie norteamericano, partió hacia Comalito a finales de noviembre con objeto de documentarse para Perla, Girl of Ciudad Juárez, una obra que merecerá la pena leer y que, sin ningún género de dudas, no tendrá ninguna repercusión mediática en esta frontera. El blog de Phoebe, clicando aquí. En ese tutubo que les he adjuntado, una pequeña presentación de Phoebe, su arte y su mundo interior. Con algunas imágenes de Perla, Girl of Ciudad Juárez. Sigue la mata dando mientras la chusma política parece no darse por aludida de lo famosa que es esta ciudad en todo el planeta. Será porque no saben leer.

jueves, diciembre 18, 2008

ALMANACCO MYSTÈRE

Hará cosa de un par de años una amiga anduvo por Italia y me trajo, ¿qué creen? Unos bonellis, algunos del mes y otros atrasados. Entre los del mes, el Martin Mystere Almanacco Mistero, que acabo de echarme entre ayer y hoy. Por sólo cinco € y cuarenta céntimos, el volumen es una delicia: se publica la historia Il demone della giungla, que es la consabida historia de cien páginas de la factoría Bonelli. Con buenos dibujos de Morales, Grimaldi y De Cubellis, el guión viene firmado por el mismo Morales. Bien contada, pero sin llegar a la altura de los grandes momentos de Mystère, en esta ocasión la historia se centra en la leyenda del Chupacabras, uno de los pocos iconos latinoamericanos (junto con Hugo Chávez, Shakira y alguno que otro) que han rebasado fronteras y causado sensación mundial en las dos últimas décadas. El tío Martin se pregunta por qué durante los últimos años ya no se ha hablado más del Chupacabras, y la historia pretende ser la respuesta a ese enigma. Yerra el tío Martin como pocas veces lo ha hecho: los chupacabras no han desaparecido del mapa de América Latina, sino que se han convertido en destacados miembros de sus respectivos gobiernos.


El volumen incluye además setenta y tantas páginas relacionadas con temas arqueológicos, misterios por resolver, noticias sobre rodajes de películas centradas en misterios históricos y otras muchas curiosidades relacionadas con el universo vital del tío Martin. No se trata de la serie regular, todo hay que decirlo, sino de un almanacco bimestrale, en papel de buena calidad y buena reproducción, que comparte su presencia en los kioscos y tiendas junto con otras muchas publicaciones de esta casa, sin duda la mejor editorial de tebeos populares del mundo. ¿Por qué la mejor? Por su precio, su formato, sus largas historias, su dibujo, su calidad escritural, su buena relación con el público italiano, y también, esa sana popularidad que rebosan. Son los héroes de todo un pueblo que sigue apostando por sus personajes de toda la vida después de tantas décadas (Tex Willer ha cumplido más de cincuenta años cabalgando sin parar que ya los hubiera querido El Capitán Trueno y tantos otros).

La monomanía superheroica y manga hace imposible en España una mayor variedad de otros tebeos de latitudes más extravagantes, incluso, que la italiana. Sorprende darse cuenta gracias a ciertos blogs, de que también en México y Chile se publicaron, oh maravilla, grandes tebeos populares entre los años cuarenta y setenta. Gracias a los dioses, para eso están las tarjetas de crédito, los viajes, internet y la Mula de Alejandría, para difuminar las fronteras geográficas y que nuestras fantasías favoritas puedan estar presentes en nuestras vidas. Es verdad que los italianos tienen que soportar al Papa y a Berlusconi, pero también tienen mejores tebeos populares que en el resto del mundo. Quid pro quo.

martes, diciembre 09, 2008

DOS LIBROS SOBRE LOS SOPRANO

Los Soprano, vistos por Al Hirschfeld

Hará cosa de un par de meses terminé de ver Los Soprano. Ya llegué al final, ya vi el último episodio y ahora sufro síndrome de abstinencia. Necesito encontrar una nueva serie que me entretenga tanto como lo hizo la familia Soprano durante seis temporadas y, en lo personal, durante casi un año.

Acabada la serie, no puedo dejar de reconocer que David Chase, su creador, consiguió desarrollar una de las primeras grandes novelas del siglo XXI. Hay amigos que me han dicho: Vi el otro día un episodio de esa serie que te gusta tanto, y la verdad, qué quieres que te diga, está muy bien, pero lo tuyo me parece exagerado. Bueno, ellos tienen razón: Los Soprano no es de aquella clase de series en que veías un episodio al azar, te gustaba más o menos y ya está. Juzgar la serie por uno o dos episodios sueltos es como juzgar Crimen y castigo o Guerra y paz por un capítulo leído al azar. Los Soprano, como novelón que es, debe ser visto a conciencia, desde el primer episodio al último, y luego dejar reposar para que la serie crezca dentro de uno con todas sus implicaciones. Ahora mismo sólo aspiro a olvidarla cuanto antes para poder verla de nuevo lo más pronto posible. Cosa difícil, creo que tendré que esperar al menos una década. Advertencia: lo que sigue en cursiva puede contener spoilers.

No me hallo entre quienes se sienten irritados o decepcionados por el final de la serie, o al menos no desde el punto de vista formal y su polémico cierre. Antes al contrario, alabo la inteligencia de Chase: él parece saber que no hay nada mejor para aparentar ser “moderno” que copiar a los clásicos. Los Soprano termina como terminan el Satiricón de Petronio o los Anales de Tácito. Efecto magistral que intensifica todo lo anterior. Olé sus huevos. Viva la tradición, viva la reivindicación de los escribanos medievales. A lo mejor Los Soprano es esto: una gran obra transmitida desde la posteridad por copistas de una Edad Media futura que nos devuelven por la máquina del tiempo una mirada sobre nuestra propia época.

Lo que me molestó fue que toda la temporada final, o más en concreto Los Episodios Finales, tuviese ese hálito moral que hasta entonces no había tenido la serie. A lo largo de cinco temporadas hemos convivido con unos personajes que son sociópatas, les hemos visto cometer muchos actos reprobables, algunos de ellos indignos de todo perdón. Hasta entonces la serie no los juzgaba, sólo nuestras propias conciencias. Los episodios finales incurren de puntillas en una moralidad poco grata para mi gusto. No porque juzguen desde el guión a tal o cual personaje, sino porque el desenlace de sus vidas emite en sí mismo un juicio moral sobre las mismas, al presentarnos ese desenlace y no otro. Esto es lo que me toca los cojones, señor Chase. Una cuestión estructural y no de formas. Fin de los espóilers.

Y bueno, pues mientras sufro mi síndrome de abstinecia de sopraína, me entretengo con parches sopranos para vencer la ansiedad de la pérdida suprema. En concreto, he leído dos libros. El primero de ellos es un volumen que recopila cinco guiones seleccionados de las tres primeras temporadas: The Sopranos. Selected Scripts From Three Seasons. Se trata de los Final Shooting Scripts, es decir: las versiones definitivas (y comprobamos que después de descartar varios borradores o versiones previas) de cinco de los capítulos más recordados de la serie: Pilot (o sea, el primer episodio o Piloto, aquel donde todo empezó con una bandada de patos);College (donde el bueno de Tony, mientras acompaña a su hija Meadow a elegir universidad, saca un tiempecito para desaburrirse y asesinar a un ex integrante de la familia que fue soplón para la policía); The Happy Wanderer (cuando hay deudas de por medio, no hay amistad ni familia que valga); The Knight in White Satin Armor (donde aprendemos cuáles pueden ser las consecuencias de la violencia doméstica); y, por último, el genial Pine Barrens, verdadero ejemplo de guión cinematográfico. Paulie y Christopher perdidos en mitad de un bosque nevado intentando cazar a un ruso que, posiblemente, les está dando caza a ellos.

La primera lección es comprobar, avant la lettre, cómo la elevadísima calidad de esta serie dimanaba sobre todo de dos factores nada aleatorios y pocas veces conseguidos: unos guiones bien construidos, sólidos pero ligeros, y una perfecta elección de actores. Principalmente lo primero, ya que la lectura de estos scripts arrojan un talento para dibujar personajes por medio exclusivamente del ritmo y los diálogos obviando la mayor parte de descripciones. Olvidémonos de los guiones de la vieja escuela de Hollywood, donde el escritor explicaba hasta el más mínimo plano o movimiento de cámara (y yo siempre me pregunté: ¿era esto competencia del escritor?). En estos guiones hay básicamente diálogos y ritmo en estado puro. El volumen trae un clarificador prólogo de David Chase acerca de cuáles eran los métodos de trabajo de escritura de la serie, ejecutados por los guionistas que seguían las directrices de Chase (he was the Master Puppet) y estaban sujetos a múltiples revisiones y procesos de reescritura.

El otro libro ha sido The Sopranos. The Complete Book, firmado por Brett Martin. Se trata del típico libro-objeto para fetichistas. Poca información nueva, muchas evocaciones de importantes momentos de la serie, testimonios de los actores acerca de sus personajes (más bien intrascendentes, para qué nos vamos a engañar), muchas fotos a gran tamaño y reproducción óptima entre las cuales destacan las formidables que hizo Annie Leibovitz para cada temporada que aquí vienen reproducidas con toda majestuosidad, algunas en páginas desplegables). Sin lugar a dudas lo mejor del libro es un Índice de Personajes y una sinopsis detallada de cada episodio de las seis temporadas. Es un libro oficial de la serie, con todo lo bueno y más bien todo lo malo que eso quiere decir cuando hablamos de páginas web oficiales, libros oficiales y toda esta faramalla concebida (conste que lo digo sin rubor) para sacarle la pasta a los frikis. Editado por Time Inc. (la editorial de la misma HBO), también incluye una entrevista con David Chase, donde éste reflexiona sobre la serie y su repercusión mediática, sobre todo en lo que concierne a los capítulos finales.

Los Soprano ya son historia. Es tiempo, como los patos que inauguraron este culebrón familiar, de volar hacia otros parajes catódicos. Una saga formidable que rebasa las proporciones de la saga mafiosa por excelencia, El Padrino, y supo cómo convertirse en algo más que una serie de televisión y un entretenimiento semanal: toda una reflexión sobre la moral contemporánea.

ENTREVISTA CON SPIEGELMAN

La reciente reedición de su obra Breakdowns (1978) en Estados Unidos da pie a un encuentro con el autor de Maus en El País. Como no podía ser menos, Spiegelman fuma como chacuaco mientras suelta una o dos perlas de sabiduría. Una forma inmejorable de empezar el día.

jueves, diciembre 04, 2008

HOJAS SECAS VI

YA EN LA CALLE: TRUENO 4


Coincidiendo con la Expocómic de Madrid, que tuvo lugar en días pasados, ya está en la calle el número 4 de la revista Trueno. Editada por los incombustibles miembros de la Asociación de Amigos del Capitán Trueno, el número 4 está principalmente dedicado a El Jabato, entrañable creación de Víctor Mora y Francisco Darnís, que en 2008 ha cumplido cincuenta años de andadura. En esta ocasión la ilustración de portada corresponde a José Revilla, quien ha dibujado la nueva aventura del Jabato La hermandad de la espada, escrita por Luis Antonio Ródenas y publicada recientemente por Ediciones B. Muy recomendable y oportuna la aparición del número 4 de la revista Trueno. ¡Pídala a su voceador!

lunes, diciembre 01, 2008

LOS 4400



La primera temporada de The 4400 deja con ganas de más, y eso a pesar de tratarse de una serie con altibajos, tanto actorales como de guión. El planteamiento es formidable: las cuatro mil cuatrocientas personas que desaparecieron, sin justificación aparente, a lo largo del siglo XX reaparecen en Seattle tras ser abandonados en las orillas de un hermoso lago por aquellos que les secuestraron (extraterrestres, supuestamente, pero es un misterio que queda en el aire, como tantos otros). Los 4400 tendrán que rehacer sus vidas en el punto en que las abandonaron, y al hacerlo se enfrentarán con toda clase de problemas, principalmente dos: en muchos de los casos, sus familiares y amigos han fallecido, lo que genera en ellos un desarraigo perturbador. En la mayor parte de los casos es también la sociedad quien los rechaza, ya que pronto descubren que todos los que vuelven lo han hecho con una especie de poder: predecir el futuro, originar terremotos cuando se enfadan o ser capaces de sanar o causar la muerte por el simple contacto físico no les convierten en los vecinos más adorados del barrio. Los creadores de la serie (que duró cuatro temporadas y quedó inconclusa, para desolación de sus fans) fueron René Echevarría y Scott Peters, quienes refritean con gusto algunos de los buenos referentes que conocen y se apuntan un tanto al convertir a los 4400 en objeto de la ira de los ciudadanos comunes. Como es sabido, esto fue muy bien explotado por Chris Claremont en su época dorada de los X-Men desde la resurrección de la serie en los 70.

Los primeros cinco episodios constituyen la primera temporada, que fue concebida en principio como mini serie con final abierto. Están rodados con soltura y fluyen bien. En general, falta fuerza a los personajes, que están un poco plastificados, y el ritmo fluctúa a lo largo de los primeros cinco episodios. Por supuesto, el programa piloto se lleva la palma al establecer la imagen de referencia del programa: la reaparición de los 4400 junto al lago. En las interpretaciones destaca un tiburoncísimo Peter Coyote en apariciones estelares, la niña Conchita Campbell y la entrañable pareja conformada por el afroamericano Richard (Mahershalalhashbaz Ali) y la blanquísima Lily (Laura Allen). Se trata de algo más que un guiño en tiempos pre-Obama, la superación de un prejuicio racial que, a pesar de todo, late en el fondo de muchas conciencias. La serie, producida por la Fox, tampoco va mucho más allá en revoluciones argumentales o conceptuales, así que tira por la calle de en medio, que es la mejor en tiempos de corrección política. Nadie fuma, nadie dice tacos, nadie folla ni se ven tetas. Es una serie de cadena generalista, y eso pesa mucho. Lamentablemente, los dos protagonistas (interpretados por Jacqueline McKenzie y Joel Gretsch), que podrían intentar repetir la química sexual de X Files, no tienen demasiado gancho, en mi opinión, y el ritmo general se resiente un poco de ello. A destacar la cabecera del programa, con una bonita canción de Amanda Abizaid, que pronto se hace pegadiza y se convirtió en la referencia musical del programa.