viernes, octubre 30, 2009

LOS 300 DE LA SANTA VERDAD

Trescientos artistas e intelectuales españoles firman un manifiesto contra la crisis mundial contemporánea y sus responsables. El manifiesto, que no es más que lo que todos ya sabemos y la santa verdad, puede leerse aquí. Si pudiera, también yo lo suscribiría. No servirá para cambiar nada, pero al menos los historiadores del futuro no contarán que alguien no lo dijo.

viernes, octubre 23, 2009

PUEDE MORIRSE AHORA, COMANDANTE



Siempre he dicho que Fidel Castro ganó la revolución, pero perdió la guerra. Es una lápida que pesa sobre todos nosotros, aquellos que una vez nos sentimos identificados con una izquierda que hoy ya no existe; y que si existe, huele a cadáver sobre el que bailan miles de moscas coreografiadas por Busby Berkeley. O peor todavía: por el cadáver zombie de Walt Disney. La izquierda muerta nos persigue, nos pone una careta de halloween para idiotas. ¿Qué convulsiones sociales originará una nueva trinchera (inexistente todavía) donde disparar contra las desgracias de la vida que nos afectan a cada momento? ¡Quién sabe! Mientras tanto, no vale la pena esperar, mejor apurar la copa de veneno hasta las heces entre la nebulosa de unos buenos cigarros. Agradezco a Sergio Andrade que me haya hecho llegar el enlace a esta nueva canción de su autoría, que les cuelgo vía Tutubo. Comparto completamente la letra del vate mexicano. Oh, qué solos nos hemos quedado los muertos...

jueves, octubre 22, 2009

EL BUFÓN TIENE LA PALABRA

Mañana se presenta en Ceutí (Murcia) el cómico italiano Leo Bassi, bestia negra de la derecha europea. Lo hace un año después de que el concejal Cruz perpetrara la murcianada de censurar su espectáculo en el festival AlterArte.

Un bufón como yo pasa el tiempo criticando e ironizando, y eso, la verdad, es bastante fácil de hacer. Criticar, criticar, criticar... Pero me pregunté: y yo. ¿qué puedo ofrecer? Es cierto que hay una derecha impresentable, pero también hay una izquierda que está dormida, que parece que se ha quedado sin ideas; ¿qué podemos hacer? El mundo ha cambiado profundamente en tan sólo un año.

La entrevista completa, en La Verdad de Murcia.

jueves, octubre 15, 2009

NO HE VISTO ÁGORA, PERO...

Espero con ganas la oportunidad de ver Ágora, la última película de Alejandro Amenábar. Y de comprar una buena edición en DVD con extras. La crítica le ha puesto peros, pero esto es lo de menos. Que no es una obra redonda, que resulta un poco fría... Bueno, si es tan poco redonda como 55 días en Pekín, de Nicholas Ray, o tan dispareja como La caída del Imperio Romano, de Anthony Mann, me daré por bien servido. No es fácil enfrentarse a un reto de semejantes proporciones, a saber: reinventar la vida de una mujer, Hipatia de Alejandría, y recrear la Alejandría del siglo IV de nuestra era. Espero que esta vez el presupuesto haya dado para recrear una Alejandría con vistas aéreas, y no como cuando se invirtió una fortuna para filmar aquel Alatriste que nos escamoteó un panorama general del Madrid del Siglo de Oro. Que sea una película espectáculo, vaya, llena de licencias históricas que luego pueda uno discutir en clase con los estudiantes. Si por nosotros fuera, los académicos sólo querríamos ver películas-fósil.

De momento, la respuesta del público español es buena y de España me llegan buenos comentarios de espectadores de cine de los de toda la vida, de los que prescinden de la crítica y la teoría antes de ver una peli. Sólo el diario La Razón acusa al film de ser “anticristiano”, y señala a Amenábar de “reconocido ateo y homosexual”. Estará bien que Ágora funcione en un país como España donde el cine español está mal visto. Siempre lo ha estado y no es nuevo. Ya en los 70 y 80 se prefería Hollywood, siempre Hollywood. Ahora es lo mismo. El fantasma de la españolada no ha desaparecido nunca. No puede ser que el cine español sea tan malo como decimos, pues va contra toda lógica humana y las leyes de la estadística. Por malo que sea (como todos) tiene sus títulos destacables cada año. Recientemente estuve en un congreso sobre teoría cinematográfica y asistí a una mesa donde la ponente, una profesora argentina, explicaba que a los argentinos no les gusta el cine argentino; que a los mexicanos no les gusta el cine mexicano; que a los latinoamericanos no les gusta el cine latinoamericano. Igualito que en España. El cine autóctono es despreciado donde se eleva a los altares el cine hollywoodense, casi siempre doblado. Creo que no es una cuestión de falta de calidad de las cinematografías autóctonas, sino de profundos e históricos complejos de inferioridad que se arrastran por América y España desde los tiempos de las peores dictaduras.

miércoles, octubre 14, 2009

RUSS HEATH EN GIJÓN

La anécdota que voy a contar pasó hace muchos años en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Hicieron una exposición de mis originales, y Lichtenstein, que tenía mis tebeos tirados por el suelo de su habitación, utilizó mis recortes para hacer la composición del famoso cuadro «Blam», que luego vendió por cuatro millones de dólares, de los cuales yo no vi ni un centavo. Y no sólo eso, sino que no me invitó ni siquiera a una copa. Me dijeron que por qué no le denunciaba, y lo cierto es que no podía porque los personajes no eran propiedad mía, sino de la editorial. Ahora, como está muerto, no puedo vengarme, pero me sentó muy mal.

Para leer la entrevista completa en La Nueva España, clicar aquí.

viernes, octubre 09, 2009

WHATHEFUCK?????

¿Obama Premio Nóbel de la Paz? ¿El mismo que palmetea el lomo del compadrito del sur para proporcionar apoyo moral a su "guerra" contra el narco? Qué lacerante ironía.

jueves, octubre 08, 2009

FANTASCOPÍA MEXICANA: EL REY DEL BARRIO

Las películas de cómicos suelen ser, generalmente, películas de a ratitos. A ratitos te hacen reír, y a ratitos no. Y esto, cuando sí es verdad que a uno lo hacen reír, que cada país tiene sus humores, como cada quien tiene los suyos. En el mejor de los casos, esta dualidad risa/no risa forma parte de las necesidades de construcción dramática. Es imposible estar riendo siempre, porque aunque los cómicos de turno tengan gracejo para ello, la risa es aliada de la sorpresa, y ésta última no es regenerable continuamente. Como es imposible estar riendo siempre, hay que balancear con algo más. Charlie Chaplin mezclaba sus gags con melodrama social, y en El gran dictador, con la crítica política; los Hermanos Marx lo mezclaban con canciones y bailes que hoy, en general, han envejecido mal y son difícilmente tolerables. Cada quien corta el ajo a su manera, pero en general, el melodrama y el musical ganan su terreno al terror o la aventura, aunque también Abbot y Costello explotaron esta variante.

El cine clásico mexicano está lleno de cómicos, pero sólo Mario Moreno Cantinflas ha adquirido fama y reconocimiento universal. Quizá no sea injusto para los Mantequilla o Chabelo que esta cinematografía produjo, pero quizá sí lo sea para quien desde siempre ha sido considerado el segundo de los grandes de la comedia mexicana: GermánValdés, mejor conocido como Tin Tan. Su popularidad en México no ha decrecido desde la llamada edad de oro de este cine, y es que al mexicano populachón le gusta tanto el humor como la pierna. Tin Tan supo entremezclar muy bien no sólo el humor con la pierna, sino con el melodrama y la aventura de carpa, una vertiente de la aventura que mezclaba el escapismo con el absurdismo (que no el absurdo de Ionesco), una parodia del género de aventuras y novelones clásicos sin deseos de verosimilitud rematado con canciones y bailes donde se mezcla el ritmo y la comedia en una carencia de pretensiones que le han dado una gloria fresca.

Nacido en México en 1915 pero criado en Ciudad Juárez desde 1927, esta ciudad tiene en Tin Tan a su más destacado icono del siglo XX. Su fama trascendió fronteras, y durante la década de los 50 su cine era también muy popular en los circuitos de cine hispano de Estados Unidos, así como en España, donde hizo reir a toda la generación de la posguerra. Tin Tan crece en Juárez y pronto comienza a frecuentar a los pachucos de la frontera, con quienes aprende inglés y de quienes adopta el uniforme estrafalario de éstos, que él asumiría como indumentaria cinematográfica en sus primeros films y convertiría en objeto de los ataques de diversos intelectuales, pero en objeto de los halagos de otros muchos. Su natural tendencia a la payasada histriónica, al humor juguetón y gamberro, pero sin maldad, no sólo se convertirían en marcas de su estilo, sino que lo catapultarían al mundo de la farándula por medio de la siguiente anécdota.

En 1934 comienza a trabajar en la estación de radio local XEJ como barrendero y chico de los recados; mientras arregla un micrófono estropeado, comienza a cantar y a proferir gracias sin darse cuenta de que el micrófono estaba conectado; el dueño de la estación, en vez de ponerle de patitas en la calle, le asciende a locutor y pronto se convierte en estrella de la radio. Años después, incorporado a la compañía de Jorge Maulmer y Paco Miller, se presenta con éxito en el DF, allí es descubierto por René Cardona y comienza una carrera cinematográfica compuesta en principio por pequeñas comparecencia fílmicas hasta su primer estelar en El hijo desobediente, de Humberto Gómez Landero.

Su mejor cine pertenece al final de los años 40 y se mantiene como estrella durante toda la década siguiente, hasta que una notoria complacencia consigo mismo y cierta desgana en los nuevos proyectos, por otra parte siempre rutinariamente dirigidos, fuerzan al artista a protagonizar su decadencia artística, aunque no por ello vaya a desaparecer de las pantallas. Su chispa y su popularidad continuarán durante algunos años más. Tin Tan no sólo era un buen actor de su propio personaje, sátira adelantada a su tiempo de una naturaleza que hoy llamaríamos bipolar, sino que es además un excelente bailarín y cantante. En las mejores películas del periodo de los años 50 alternará en sus películas con bellas bailarinas entre quienes destacaría Tongolele, una atractiva latina de origen estadounidense que se convertiría en tacos de ojo y fetiche para los espectadores masculinos de aquel público ciertamente ingenuo y familiar de los años 50.
El rey del barrio se halla en el corazón de su mejor época, en la que hay productos mejores y peores, casi siempre dirigidos por Gilberto Martínez Solares, quien sería su segundo director de cabecera tras la primera etapa de su filmografía dirigida por Gómez Landero. Pensemos que sólo entre 1951 y 1955 el tándem Tin Tan/Martínez Solares rodaría 18 películas. Parodia del cine de crooks y de gángsters, en El rey del barrio Tin Tan interpreta al jefe de una banda de ladrones que nunca consigue rematar ningún golpe; inútil contumaz para la vida delictiva, habitante en una vecindad popular del DF y fingiendo no ser más que un honrado maquinista, gasta más de lo que gana en ayudar a sus semejantes envuelto en una aureola de Robin Hood fracasado que propicia toda clase de disparates, disfraces y enredos cómicos.

Si bien es innegable que el film tiene ciertos altibajos, todo el equipo se halla en estado de gracia y dieron lugar a una película casi redonda. Incluso Tin Tan está más fino, administra mejor su prolija gestualidad sin llegar a incurrir (como era su peligro) en la chabacanería habitual de los divos de la comedia sin un buen dictador tras las cámaras. En ella el trompudo Tin Tan (este actor podía abusar mucho de su condición de bocón y dientón) para hacer reir a los espíritus más inocentes tiene tres o cuatro momentos verdadermante hilarantes y de antología.

En El rey del barrio los chistes y situaciones cómicas propias de la carpa, que sólo tienen la intención de hacer reír por hacer reír, se hallan mejor sujetos a una estructura dramática bien hilvanada a partir de la anécdota principal que se desarrolla en buena medida en unos estupendos decorados que recrean en estudio una vecindad típica. Todo en el film es farsa, desde las situaciones cómicas que rozan el absurdo salvaje y agresivo de los hermanos Marx, hasta las parodias de filmes muy populares de aquel tiempo, entre las que destacan no sólo los films de gángsters que durante toda la década pasada llegaron a México, sino también la excelente Salón México que filmara el año antes Emilio Indio Fernández.

No es ajeno a este balance propicio un equipo de secundarios entregados con placer a esta farsa en la que a veces parecían tener problemas para aguantar las risas, como suele ser notorio en el humor de carpa más ostentoso: desde el hermano de Tin Tan, Ramón Valdés (célebre por su papel de Don Ramón en la serie El chavo del ocho) a la excelente Silvia Pinal, pasando por característicos de la comedia de la época como el enano Gulliver, el Carnal Marcelo o la exuberante latina nacida en Washington Yolanda Montes, más conocida como Tongolele, con quien Tin Tan compartirá una escena de baile. He dejado para el final la mención de la deliciosa y extravagante Famie Kaufman. Nacida en Toronto y criada en La Habana, esta comediante larguirucha y desgarbada, propensa a autoinfligirse el papel de parodia cruel del bello sexo, destaca por su hilarante presencia en las dos escenas que protagoniza con Tin Tan.

martes, octubre 06, 2009

MORALIA EN MORELIA

Ayer regresé de Morelia, Michoacán (foto cortesía de San Google), adonde acudí para leer una ponencia en el V Congreso Internacional de Teoría Cinematográfica. Concluyó el sábado por la noche, y enlazó con la inauguración del Festival Internacional de cine de Morelia. Estuvo Tarantino en la inauguración (yo no fui: para una vez que coincido con una star de Hollywood, me toca un tipo tan feo como Tarantino, en vez de, yo qué sé, Scarlett Johanson... Pfff...). Bueno, además de pedantear mogollón por los pasillos como gafapasta que soy, aproveché para beber deliciosos cafés con leche en el Café Catedral y comer todas las delicias típicas de Michoacán en los restaurantes del centro (aporreadillo, churipo, corundas, enchiladas morelianas, sopa tarasca, uchepos...). No faltaron mis escapaditas al mercado de San Juan, donde comí entre el pueblo las delicias que el pueblo come lejos de los turistas (con bigotes villistas postizos y la cara embadurnada con betún saboreé maravillosas quesadillas de flor de calabaza, otras de tinga picosita-picosita y gorditas de rajas y guiso de puerco). Volví a casa feliz, pero hecho un orsoncito wellesillo de tres al cuarto. O mores, o tempora moreliana! Tierra caliente y catedralicia, llena de atisbos de sabor purépecha y olor cafetero, patria chica de mi amada Estela Inda. Volveré.