martes, enero 11, 2011

LETRAS BRAVAS

Escucho una trompeta lejana. Es hora de abandonar la dulzura de Ítaca, cruzar de nuevo el tormentoso mar, y regresar a la llanura de Troya. Donde todas las historias están por ser contadas.

domingo, enero 09, 2011

SHADOWLAND, DE KIM DEITCH

El olvidado Kim Deitch (imprescindible artículo, clicando aquí) me ha hecho disfrutar a lo grande con Shadowland, una recopilación de sus cómics editados durante la década pasada y que recientemente presentó en volumen Fantagraphics Books. Es un gran tebeo. Es un tebeo muy loco. Loco en el sentido en que sólo podían ser locos aquellos que parieron el tebeo underground cuando en Estados Unidos sólo se podía vivir de hacer tebeos para editoriales como DC o Marvel o los sindicatos de prensa, hasta que unos cuantos editores y autores valientes se liaron la manta a la cabeza y, más que inspirados por la mariguana y otros psicotrópicos, se pusieron a contar las historias que nadie querría publicar. Lo contaba muy bien y muy bonito Dennis Kitchen, y lo pueden leer aquí.

La cosmología que apuntaba Spiegelman sobre la obra de Deitch, vista en su conjunto, tiene en Shadowland uno de sus más importantes exponentes. Sorprende y perturba pasearse por las páginas de esta volumen grande y rudamente editado, con rusticidad premeditada (cubiertas de gruesa cartulina más bien vulgar, papel áspero al tacto) que encaja muy bien con la ruda poesía de Deitch, con su onírica y perturbadora recreación de las taras del ser humano, pero también con la interpretación lúdica y grotesca de sus fantasías.

Shadowland nos cuenta la historia de un feriante, un grotesco payaso siniestro rodeado de unos personajes excéntricos y perdidos en un contexto alucinado a lo que contribuye enormemente el estilo agreste de contar las historias de Deitch, así como su dibujo rudo, torpe, feo… y tan atractivo. A veces sorprende analizar las viñetas de Kim Deitch y encontrar escorzos imposibles, perspectivas infantiles, dibujos tan mal concebidos y ejecutados, pero todos envueltos en una sucesión de tramados genialmente resueltos en un estilo clásico de trama manual que hoy se encuentra casi completamente en desuso. El resultado es una forma tosca y bella de presentar un mundo feo poblado de personajes y seres feos, de una fealdad tan fea como la de Frankenstein, que en definitiva, era una fealdad hermosa y tierna, artística y cargada de contenido humanizador. Pues todo esto, y mil chingonerías más, es Shadowland. Imprescindible.

miércoles, enero 05, 2011

NOCHE DE REYES

Molan los Reyes Magufos. Siempre he recelado de Papá Noel: un viejo solterón de barba blanca, poco atractivo físicamente, que vive en el Polo Norte rodeado de bestias. Antes por lo menos tenía una debilidad humana que le volvía simpático: fumaba. Desgraciadamente, estos tiempos de puritanismo le han obligado a desterrar esa costumbre. Imagínense: después de toda la noche repartiendo regalos, llega la alborada, se mete en un bar a beberse un carajillo, y un delator cualquiera de los que alienta la ministra de Sanidad se dice: "¡Ostras, Pajín!" Y el pobre Papá Noel acaba en el trullo.

Por si fuera poco, Papá Noel es el enblema navideño de Estados Unidos, el mismo país que vende armas a los narcotraficantes mexicanos y quiere cerrar Wikileaks. ¿Por qué querría un viejo huraño como Papá Noel hacer regalos a los niños? Dicen que es Papá, pero, pongamos la cartas sobre la mesa: ¿a qué turbias actividades se dedican esos hijos, de los que nadie sabe absolutamente nada?

En cambio los Reyes Magufos son tres. Como los tres cerditos, los tres mosqueteros o el trío Calaveras. Como El Cachorro, Batán y el Capitán Fierro. Están acostumbrados a desenvolverse en sociedad. Sólo hay que ver cómo son recibidos cada año entre olor y loor de multitudes. Los mandatarios se ofrecen como alfombra para que ellos pasen. Además, aparecen en la Biblia, un clásico de la literatura, te guste o no. Papá Noel, en cambio, sólo empezó a adquirir fama a partir de Walt Disney y la Coca-Cola. Y además, uno de los Reyes Magos es negro. Por tanto, promueven la integración racial, algo que en el mundo anglosajón es relativamente reciente (aunque ahora el tío Tom viva en la Casa Blanca). Los Reyes Magos viajan en camello y persiguen una estrella. Por sinécdoque, ellos son camellos y la estrella que persiguen es la estrella de los soñadores. Como son soñadores y son camellos, seguro que en sus alforjas cargan alguna bolsita de marihuana para contemplar con más nitidez las estrellas cuando reposan tendidos junto a un oasis. No me extraña que no les quieran en Estados Unidos.

En la tradición anglosajona, los Reyes Magos son conocidos como The Three Wise Men. Los Tres Sabios. Nadie ha dicho nunca de Papá Noel que sea sabio ni nada por el estilo, ni tan siquiera inteligente. Quizá, como mucho, tenga algún doctorado Honoris Causa. ¿Por qué no? También Celia Cruz tenía uno. Y los Reyes Magos vienen de Oriente, tierra del sol naciente, de los placeres sensuales y exóticos, de perfumes picantes y arrebatadores. No cuesta trabajo imaginar a cualquiera de ellos disfrutando de las cálidas tardes árabes bajo la sombra de un palmeral, alimentándose de dátiles con miel de un cuenco incrustado de diamantes mientras sonríen con picardía a alguna linda mocita del serrallo que tras unas cortinas les convida a reposar un rato en el interior de una estancia discreta y ventilada.

No quiero ni pensar con qué se rasca Papá Noel cuando le pica el dátil allá en el Polo Norte.

Esta noche todos los niños de España y otras latitudes dormiremos soñando por enésima vez con los regalos que los Reyes depositarán en nuestro hogar: ositos, muñecos, cachivaches diversos, libros y tebeos... Puertas abiertas hacia el reino de los sueños. Noche la más importante del año, los niños la dormimos tarde y mal, nerviosos y emocionados, despertando de pronto cuando escuchamos (o creemos escuchar) un chasquido que llega del exterior de una ventana que parece abrirse, o atisbamos bajo la puerta una luz que, de manera mágica, se enciende en mitad de la madrugada... Y entonces no nos atrevemos ni a respirar.

Aquí lo dejo, es inútil. Sé pefectamente que, a pesar de mis intentos de conciliación, cuando mañana me levante volverá a ser lo mismo de las últimas tres décadas. Que los Reyes Magos me habrán dejado sólo calzoncillos, calcetines y cuchillas de afeitar. Con suerte, un cepillo de dientes eléctrico. ¿Qué habré hecho mal en los últimos años? ¿Por qué los Reyes Magos se olvidaron de mí?

martes, enero 04, 2011

THE TOURIST (2010)

Ni el notorio sex-appeal de Angelina Jolie, ni el profesionalismo indudable de Johnny Depp, ni tan siquiera la belleza de un ciudad como Venecia pueden hacer de The Tourist algo más que una película entretenidilla, ni buena ni mala, pero ciertamente olvidable. Se trata de una mezcla entre melodrama sentimental y thriller con twist at the end en el más puro estilo O´Henry. Absolutamente predecible, por otra parte: de primer año de estudios de aprendiz de escritor de películas. Desapasionada en los momentos apasionados, sin haber extraido provecho alguno de sus posibilidades como comedia, y sin mayor interés en ninguno de sus momentos dramáticos o climáticos, The Tourist adolece de una dirección más propia de una siesta de verano que de las emocionantes peripecias que nos cuentan sin que nos importe ninguna. El desganado trabajo de este director de pomposo nombre (Florian Henckel von Donnersmarck) queda en ridículo ante otros Von ilustres de la historia del cine como Von Sternberg, Von Stroheim o Von Trier. En resumidas cuentas, este film sólo es recomendable para fanátic@s de Johnny y Angelina en estado de letargo post-navideño y congestión etílica.

lunes, enero 03, 2011

LAS INFLUENCIAS DE MARUO


Un estupendo artículo sobre las influencias pictóricas de Suehiro Maruo, clicando aquí. Ya les hablé de esta obra, La increíble historia de la Isla Panorama, en esta otra ocasión. El tío Berni, de Entrecómics, nos lleva al origen de buena parte de todas estas reminiscencias que encontramos en la obra de mi mangaka favorito.