miércoles, febrero 09, 2011

REVANCHE: SPIELMANN

Dejando clásicos a un lado, Revanche es la mejor película que he visto en los últimos tiempos. Dirigida por el cineasta vienés Götz Spielmann, Revanche plantea una nueva vuelta de tuerca sobre algunos arquetipos del cine negro, de los que bebe durante la primera media hora: ex presidiario enamorado de una prostituta de los países del Este, pretende huir con ésta después de atracar un banco. Hasta aquí, todo muy bien contado, pero nada nuevo. Será durante el fin del primer acto (en que ella muere tras ser tiroteada durante la fuga por un policía nervioso) en que ese primer acto contará con un giro argumental absolutamente apasionante y que llevará el film hacia un juego de deseos de venganza e introspecciones psicológicas y humanas francamente deslumbrantes gracias a un excelente guión y una perfecta puesta en escena. Como en aquellas formidables novelas sin Maigret que escribía Georges Simenon, lo importante de Revanche no consiste en los elementos de género heredados, sino en una espléndida historia sobre la frustración, el remordimiento y el deseo convertidos en ejes sobre los que gira una historia de perfecta construcción dramática donde el reconocimiento de los personajes crea una tensión modélicamente ejecutada que conduce, si no a la venganza, sí a la piedad.

martes, febrero 01, 2011

FEDERICO FERRO ENTRE LAS OLAS

En los primeros días de enero, Federico Ferro consiguió que le cumplieran su último sueño mortal: reposar entre las aguas del Mediterráneo. Cerca de su querida Génova. Una alumna suya, Claudia Piña, llevó a cabo esta acción. Durante al menos un par de meses, el maestro Ferro recorrió Italia con ella. Claudia me preguntó si conocía un texto poético que quisiera recitar en aquel momento, y elegí éste. Es un fragmento de Teognis de Mégara (siglos VI al V a.C.) que me hubiera encantado recitarle si hubiera podido hallarme en Génova en el momento de esparcir sus restos al mar. La traducción es de Carlos García Gual. Puesto que se trata de un fragmento me tomé la libertad de interrumpirlo dos versos antes del final y de quitar y poner un par de palabrillas solamente. En su origen era un poema de amor cortés, pero esto es un detalle insignificante, pues era poema de amor al fin y al cabo. Le pedí por favor que, de ser posible, lo leyese por mí después de que sus cenizas comenzaran a esparcirse entre las olas. Sus manos mágicas que le depositaron en su último destino fueron quienes dieron sentido pleno a estas palabras que ahora transcribo. La foto fue tomada por Claudia muy cerca del lecho donde ahora reposa el maestro.

Alas a ti yo te he dado; con ellas el mar infinito
y toda la tierra en un vuelo podrás recorrer
sin fatigas. En todo banquete y festejo presente
te hallarás, albergado en las bocas de muchos.
Y al son de las flautas de tonos agudos los jóvenes
en rondas de amor, con bellas y suaves tonadas
te citarán. Y cuando a las cavernas de la oscura tierra
desciendas, a las lamentables mansiones del Hades,
ni siquiera entonces, muriendo, te ha de faltar tu gloria,
sino que conservarás entre la gente tu nombre inmortal;
y vas a viajar por la tierra de Italia, Grecia y las islas,
y a cruzar la incansable alta mar habitada por peces,
sin montarte a lomos de caballos, pues van a llevarte
los espléndidos dones de las Musas de trenzas violeta.
Y para todos aquellos que aprecien la sabiduría,
tú vivirás por igual, en tanto existan la tierra y el sol.